Tomás Pintó es Director de Renta Variable Internacional en Bestinver. Estudió Dirección y Administración de Empresas en la Universidad Carlos III en Madrid. Su larga trayectoria lo ha llevado a trabajar como auditor en Arthur Andersen; bróker de bolsa en Julius Baer y en la gestión de activos aprendiendo directamente de Roger Guy y Fabio Paolini.

Con esta trayectoria, ha formado un pensamiento para invertir a largo plazo; siempre tomando en cuenta que el invertir en empresas cotizadas el largo plazo y los resultados de la empresa son lo más importante.

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Tomás Pintó: Estudié Dirección y Administración de Empresas en la Universidad Carlos III en Madrid. Aunque durante la carrera hice prácticas en Inglaterra e intenté empezar mi carrera profesional en la city de Londres, mi primer trabajo serio lo conseguí en España, en PARIBAS, antes de fusionarse con BNP, en su departamento de custodia y liquidación de valores. La verdad es que era muy repetitivo y tedioso aunque, años más tarde, cuando montamos una gestora en París me sirvió bastante conocer los entresijos del back office, aspecto muy importante en nuestro negocio.

Poco tiempo después me hicieron una oferta en Arthur Andersen, la empresa de auditoría más importante del mundo. Lo tomé como una escuela para continuar formándome y con el objetivo de usarlo como plataforma en los años posteriores. En este tipo de empresas de auditoría durante los primeros años te exprimen mucho, pero también aprendes mucho, muchísimo. No solo de la parte técnica, sino de interactuar con diferentes caracteres: compañeros, jefes, clientes, proveedores, abogados, competidores, etc. Esos años los recuerdo con mucho cariño, aunque trabajábamos largas horas, fines de semana incluidos, el ambiente era muy bueno y pude conocer a gente estupenda, con la que tengo la fortuna de mantener una gran amistad.

La verdad era que a mí la auditoría en realidad no me gustaba, era muy repetitiva, solamente me sentía satisfecho cuando conseguía información relevante, cuando creía que había encontrado algún “ajuste” relevante o cuando creía que había inventado algún método o prueba para hacer más eficiente nuestro trabajo. Pero tuve la fortuna que además de auditoría, también estuve involucrado en proyectos de consultoría, mucho más dinámicos y divertidos.

Después de tres años, me surgió la oportunidad de fichar como analista por el bróker de bolsa de Julius Baer, lo que ahora es Kepler Cheuvreux. Su departamento de análisis estaba formado, en su gran mayoría por ex auditores de Arthur Andersen. Siempre cuento esto que voy a contar a continuación, fue realmente ahí cuando yo aprendí contabilidad de verdad. A relacionar e interpretar cómo afectaban los movimientos contables a la cuenta de pérdidas y ganancias, al balance y su estado de flujos de caja. De hecho, me divertía mucho, me sigue divirtiendo, hacer ese análisis.

Después de cinco años, a finales del 2006, me llamó el equipo estrella en aquel entonces de Gartmore, gestora boutique londinense comandada por Roger Guy, muy famoso en esa época. Era uno de los equipos estrella de la city, es como si en la Fórmula 1 te llama Ferrari. Ni lo dudé. Mi mujer y yo acabábamos de ser padres por primera vez, así que, ¡qué mejor momento!

Empecé como generador de ideas, y tras dos años, justo después de la crisis del 2008, me hicieron gestor de los fondos. Al retirarse Roger Guy, del que aprendí muchísimo, la compañía, que había salido a bolsa un año antes, se puso en venta, y la compró lo que es ahora Janus Henderson.

Nos fuimos a Henderson, formando equipo, un triunvirato bastante potente, John Bennett, Leopold Arminjon y yo. A pesar de estar en una gran gestora, con un gran equipo, después de poco tiempo, me “lie la manta a la cabeza” y acepté el reto de montar una gestora con otros cuatro socios en París. Desde pequeño siempre había querido montar algo desde cero, y esta era una gran oportunidad. Esto era finales del 2011, ya con dos hijos.

En Verrazzano montamos una estructura muy sólida y profesional, enfocados en el cliente institucional, contratamos a 17 personas de primeras, alquilamos una oficina en la mejor zona de París, contábamos con cinco de los principales Prime Brokers del mercado, lo llamamos Verrazzano Capital. El nombre fue en honor al explorador italiano, que, con dinero de la corona francesa, descubrió la bahía de Nueva York. Hoy existe un puente con su nombre, aunque se tragaron una “z”, y es donde sale el famoso maratón de la ciudad. En febrero-marzo del 2012, en plena crisis del euro, lanzamos los primeros fondos, que lo considero como todo un éxito dada las circunstancias.

Tras tres años de relativo éxito, por varios motivos (muy largo para explicarlo en esta entrevista), decido volver a Londres, además como familia no nos habíamos adaptado bien a París. Londres sin embargo lo considerábamos, y lo considero, nuestro segundo hogar. ¡Ya teníamos 3 hijos!

Tuve la fortuna de que Pictet Asset Management se cruzase en mi camino, sin duda la mejor empresa en la que había trabajado en mi vida. Su cultura es espectacular, una casa con más de 210 años de historia que piensa en generaciones y nunca en el corto plazo.  El socio que desarrolló la pata de Asset Management, hace unos 30 años, y que ahora es el socio principal de Pictet, Renaud de la Planta, me dio algunos consejos antes de incorporarme, pero uno que lo tengo grabado y que sin duda aplico fue: “contrata siempre a alguien mejor que tú”.

En Pictet dirigía la renta variable europea, e hice equipo con mi ex jefe y ahora gran amigo Fabio Paolini, que dirigía la renta variable de mercados desarrollados, excluyendo EE. UU.

Fue un periodo fantástico donde conseguimos crear un equipo con una filosofía común y revitalizar los fondos europeos de Pictet.

Hasta que, a finales del 2019, me llamó Bestinver para dirigir el equipo de renta variable internacional. La filosofía de inversión de Bestinver y la mía congeniaban muy bien, siempre había sido admirador de esta. Además, a nivel familiar y profesional era el momento. Seguíamos con tres hijos, pero se hacían mayores.

Otra vez, tuve la fortuna de encontrarme con una gestora, con un dueño, Acciona, de origen familiar, que también piensa en generaciones y no en el corto plazo.

Aparte de encontrarme con un equipo de inversión fantástico, que me ayudó, y me ayuda muchísimo, al poco tiempo de entrar, contratamos para ayudarme en la gestión de los fondos a Jorge Fuentes. Yo tenía muy claro que era mi complemento perfecto para afrontar este reto, y por supuesto, con Jorge apliqué el consejo de Renaud de la Planta.

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