NOTA DEL EDITOR: Este texto es obtenido de una carta mensual de NAO Sustainable Asset Management.
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En un momento en que las farmacéuticas vuelven a estar en el punto de mira —ya sea por los precios de sus tratamientos, por los largos periodos de exclusividad o por nuevas amenazas arancelarias desde EE.UU.— conviene recordar por qué existen estos incentivos. Innovar en medicina no solo implica años de investigación, miles de millones invertidos y altas tasas de fracaso; también significa abrir nuevas puertas donde antes solo había resignación. Gracias a esas apuestas de alto riesgo, hoy hablamos de curar cánceres con células del propio paciente o de corregir errores genéticos en bebés antes condenados. Como inversores sostenibles, creemos que premiar esta innovación responsable no es solo rentable, sino necesario: porque cuando invertir salva vidas, proteger el modelo que lo hace posible también es una forma de cuidar el futuro. Este comentario va por todos aquellos que necesitamos creer en los milagros.
Un avance médico sin precedentes
En los últimos meses hemos sido testigos de un hito histórico en la medicina: un bebé con una enfermedad genética rara ha sido tratado con éxito gracias a la edición genética personalizada. El pequeño, identificado como K.J., nació con un trastorno metabólico hereditario gravísimo que antes era sentencia de muerte, pero una innovadora terapia basada en CRISPR corrigió el defecto genético en sus células hepáticas, salvándole la vida. Este caso real y reciente ejemplifica cómo la biotecnología está revolucionando la medicina moderna, permitiendo curar o tratar enfermedades que hasta hace poco eran incurables. No es un hecho aislado: se enmarca en una revolución biomédica mayor que lleva gestándose décadas y que ahora está alcanzando su madurez.
De la medicina tradicional a la biotecnología moderna
La medicina de gran parte del siglo XX se basó en medicamentos tradicionales, moléculas químicas descubiertas a menudo por ensayo y error. Remedios históricos como la penicilina (descubierta por Alexander Fleming en 1928) inauguraron la era de los antibióticos, y las campañas de vacunación masiva lograron hitos como la erradicación de la viruela en 1980. Sin embargo, hasta finales del siglo pasado la mayoría de los fármacos se obtenían por síntesis química y tenían como diana procesos relativamente genéricos del organismo. La biotecnología vino a cambiar ese paradigma al permitir diseñar terapias vivas o biológicas, dirigidas específicamente a blancos moleculares de enfermedades. El auge de la biotecnología moderna comenzó en la década de 1970 cuando, por primera vez, los científicos pudieron cortar y pegar genes de un organismo a otro, creando microorganismos capaces de producir sustancias de interés médico. Este avance sentó las bases para una transformación radical en la forma de desarrollar fármacos.
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About The Author: Pablo Cano
Pablo Cano es director de inversiones de NAO sustainable Asset Management. Ha gestionado fondos y planes de pensiones durante los últimos 19 años. Inició su carrera como gestor de renta variable en Ibercaja Gestión, se incorporó a Aviva Gestión donde alcanzó el cargo de director de renta variable, posteriormente en Bankinter Gestión de Activos empezó a aplicar a su gestión criterios de sostenibilidad.
A lo largo de su carrera Pablo ha acumulado premios y distinciones como gestor de renta variable europea y de planes de pensiones mixtos. Pablo es Licenciado en Ciencias Económicas y Máster en Economía y Dirección de Empresas en IESE.
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